martes, 28 de noviembre de 2017

Medio Maratón de Córdoba


Córdoba esa ciudad de belleza desproporcionada que mezcla como ninguna otra  la comunión de las tres culturas; ha querido que este fin de semana, siete Running Rivas nos sumergiéramos en sus calles, sus plazas, sus paseos, … su medio maratón. Y no es casualidad que fuéramos concretamente ese número de compañeros, ya que el  Corán asigna a este número la evocación de los siete cielos.
En cualquier otra ciudad, sería un medio maratón mas, pero Córdoba te trasporta al pasado, a la época de los califas, de los sultanes, de las princesas… El azahar, los patios floridos, las callejas y las fuentes escondidas. Córdoba te atrapa.

El sábado temprano recién llegados, después de pasar por la feria del corredor ya estábamos recorriendo sus rincones escondidos, mezclándonos  con la ciudad, comiendo tortilla de patatas  de Casa Santos apoyados en el muro de la Mezquita. A partir de aquí la carga de hidratos que teníamos planificada en los tres días antes de la carrera, se fue al garete. Berenjenas califates, flamenquines, rabo de toro…y ya de paso puestos, cambiamos el agua por cerveza. El Mercado de los Patios de la Marquesa fue testigo de nuestra insurrección. Allí dejamos a Javi y a Truji, pidiendo otra ronda y los mas serios nos encaminamos al hotel para reposar un poco.

Después de  una pequeña siesta  y con un gran cargo de conciencia, decidimos subsanar el exceso y fuimos a cenar a la fiesta de la pasta que daban en la feria del corredor del Medio Maratón. La verdad que no había mucha hambre, pero aún así dimos cuenta de un buen plato de macarrones a la boloñesa.

Nos enteramos que el grupo de los malotes y sus acompañantes estaban en un exhibición de caballos cordobeses y que seguían con el picoteo. Idea de Agus que había aparecido por la ciudad haciendo turismo y les había liado..., que tampoco se tuvo que esforzarse mucho en ello.
Arropados por la noche, Álvaro, David, Oscar y yo volvimos a perdernos por las callejas blancas, ahora tranquilas por la oscuridad. Pasamos por la plaza del Cristo de los Faroles, encomendándonos para el día siguiente. Terminamos en la estatua de Manolete al que le brindamos la carrera.

A las 22:30 cuando Truji y Javi ya habían probado todas las tapas típicas cordobesas y empezaban con la segunda vuelta, nosotros cuatro ya estábamos en nuestra habitación. Y digo nuestra porque era de los cuatro. Cuatro camas alineadas como las del cuento de los ositos, una mesilla solamente y un cubre colchón en la cama de Oscar que fue todo un enigmático ruido, hasta que lo descubrimos y pudimos deshacernos del mismo.
No sé si atribuirle a la salsa boloñesa de los macarrones, o al espíritu de Manolete, el caso es que fue pasar a la habitación y empezaron las risas flojas, las bromas y las tonterías. Al final nos dieron las tantas y caímos dormidos por agotamiento. David dice que escuchó llegar a Javi y Truji al hotel a no se que hora. Los demás sultanes dormíamos.

Ha llegado el gran día y  nos dirigimos a nuestro cajón de salida donde nos esperaba Fidel. Tenemos distintas marcas, con lo cual distintos cajones, pero el voluntario nos dice que si somos un equipo podemos  pasar todos al mismo. Un detalle.

En principio el recorrido es fácil, la primera parte hasta el km 13 sube, para luego bajar en el segundo tramo. Así que con esa fotografía en la mente cada uno durante la noche había diseñado su estrategia de carrera.
Arranca la carrera y vamos juntos hasta  el km 3. Álvaro que se había torcido el tobillo hace un mes y que llegaba a la carrera  con pinzas, empieza a resentirse y afloja el ritmo para asegurar el terminarla . Oscar y yo vemos como el grupo de cabeza empieza a subir la velocidad y nos quedamos un poco rezagados. Hacemos un intento de cogerlos, pero solo duramos 50 mts a su lado.
En el km 8 Oscar se me empieza a ir. Llevo en la cabeza hacer tranquilos los próximos cinco kilómetros para llegar entero al trece, aunque empiezo a sufrir mas de lo esperado. Cualquier repecho se vuelve un reto y empiezo a dudar de si los números que veo a través de la diminuta pantalla de mi reloj es un buen plan A.

Por delante Truji se ha marchado de Javi y ahora circula a tumba abierta.  La gripe y algún exceso hacen que Javi pierda el ritmo de su marca personal y empieza a dejarse llevar. Oscar está realizando un carrerón de menos a más  y alcanza a David que en el km 14 los pinchazos de un gemelo le hacen plantearse si terminar y fundir el crono aún a sabiendas que se lesionará, o por la segunda opción, que es la que elige…. No lesionarse. Ya casi en meta Oscar alcanza a Fidel, que hace 15 días era finisher  en el maratón de Nueva York y simplemente quería recobrar sensaciones en las piernas.
La carrera pasa por el centro histórico de Córdoba y la mente toma un descanso y se entretiene con el público que abarrota el recorrido. Escucho mi nombre… Ese Rivas… me giro y son los amigos de Javi. Mas que animarme, me dan la bronca por no haberles visto. Bueno… en parte les entiendo, llevan un buen rato esperando que pasemos y les  he ignorado……

Estoy a punto de atropellar a uno que está haciendo marcha nórdica entre los corredores, categoría oficial. Está en su derecho porque lleva dorsal de esa categoría, pero si fuera un poco por lateral facilitaría las cosas a todos.  Mas adelante me encuentro otro, esta vez  me toca con el bastón.  Me parece correctísimo que participen en la competición pero tendrían que salir después de los corredores o dos horas antes. En ese momento los catalogo como unos “estorbadores profesionales”
Acabo de llegar a la parte de arriba del gráfico de la altimetría y no veo la soñada bajada por ningún sitio, solo rectas  llanas y larguísimas. Como la caña de un pescador empiezo a cimbrearme, aprieto el paso..., lo recojo hasta que me vuelve la respiración y vuelvo apretarlo. Últimos 600 metros y empiezo a atravesar el Puente Romano, al fondo el arco de piedra del puente donde han colgado un gran cronómetro, que nos liberará de nuestro penar y nos hará héroes o mortales. Detrás la Mezquita.  Los últimos 400 metros no los recuerdo; como si Aladino me hubiera subido en su alfombra voladora y me hubiera ayudado a cruzar la meta. Solo tengo  cansancio, una fatiga que no me deja pensar con claridad y mucha felicidad, mucha…. Sé que después de cuatro años he bajado en mas de un minuto mi marca personal de la distancia. Me gustaría llorar,  pero me llevaría a cerrar los ojos y no quiero ni parpadear. No quiero que al  abrirlos haya sido solo un sueño…, solo quiero respirar.
Poco a poco  nos vamos encontrando unos con otros y vamos relatando nuestra carrera, como si hubiéramos corrido en sitios diferentes, distintos. Y es que es así, aunque mas de 15000 corredores estuvimos en el medio maratón esa mañana, realmente hubo mas de 15000 carreras, todas ellas únicas, épicas, fascinantes, especiales……Todas ellas dignas de contarse.

Y ahora venía lo bueno, sin restricciones alimentarias, sin límites, sin horario. Ahora sí tocaba quemar Córdoba. Pero eso es otra historia que tiene que ser contada en otro momento. 

Álvaro
1:55:07
Truji
1:36:03 MMP
Fidel
1:40:44
David
1:43:36
Oscar
1:40:48 MMP
Javi F
1:44:25 MMP
Javi Ros
1:39:47





1 comentario:

  1. Muy buenos consejos y además para excursiones o marcha os recomiendo la app GPS TOTAL RUN,
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