Córdoba esa ciudad de belleza desproporcionada
que mezcla como ninguna otra la comunión
de las tres culturas; ha querido que este fin de semana, siete Running Rivas
nos sumergiéramos en sus calles, sus plazas, sus paseos, … su medio maratón. Y
no es casualidad que fuéramos concretamente ese número de compañeros, ya que
el Corán asigna a este número la
evocación de los siete cielos.
En cualquier otra ciudad, sería
un medio maratón mas, pero Córdoba te trasporta al pasado, a la época de los
califas, de los sultanes, de las princesas… El azahar, los patios floridos, las
callejas y las fuentes escondidas. Córdoba te atrapa.
El sábado temprano recién
llegados, después de pasar por la feria del corredor ya estábamos recorriendo
sus rincones escondidos, mezclándonos con
la ciudad, comiendo tortilla de patatas de Casa Santos apoyados en el muro de la Mezquita.
A partir de aquí la carga de hidratos que teníamos planificada en los tres días
antes de la carrera, se fue al garete. Berenjenas califates, flamenquines, rabo
de toro…y ya de paso puestos, cambiamos el agua por cerveza. El Mercado de los
Patios de la Marquesa fue testigo de nuestra insurrección. Allí dejamos a Javi
y a Truji, pidiendo otra ronda y los mas serios nos encaminamos al hotel para
reposar un poco.
Después de una pequeña siesta y con un gran cargo de conciencia, decidimos
subsanar el exceso y fuimos a cenar a la fiesta de la pasta que daban en la
feria del corredor del Medio Maratón. La verdad que no había mucha hambre, pero
aún así dimos cuenta de un buen plato de macarrones a la boloñesa.
Nos enteramos que el grupo de los
malotes y sus acompañantes estaban en un exhibición de caballos cordobeses y
que seguían con el picoteo. Idea de Agus que había aparecido por la ciudad
haciendo turismo y les había liado..., que tampoco se tuvo que esforzarse mucho en
ello.
Arropados por la noche, Álvaro,
David, Oscar y yo volvimos a perdernos por las callejas blancas, ahora
tranquilas por la oscuridad. Pasamos por la plaza del Cristo de los Faroles,
encomendándonos para el día siguiente. Terminamos en la estatua de Manolete al
que le brindamos la carrera.
A las 22:30 cuando Truji y Javi
ya habían probado todas las tapas típicas cordobesas y empezaban con la segunda
vuelta, nosotros cuatro ya estábamos en nuestra habitación. Y digo nuestra
porque era de los cuatro. Cuatro camas alineadas como las del cuento de los
ositos, una mesilla solamente y un cubre colchón en la cama de Oscar que fue
todo un enigmático ruido, hasta que lo descubrimos y pudimos deshacernos del
mismo.
No sé si atribuirle a la salsa
boloñesa de los macarrones, o al espíritu de Manolete, el caso es que fue pasar
a la habitación y empezaron las risas flojas, las bromas y las tonterías. Al
final nos dieron las tantas y caímos dormidos por agotamiento. David dice que escuchó
llegar a Javi y Truji al hotel a no se que hora. Los demás sultanes dormíamos.
Ha llegado el gran día y nos dirigimos a nuestro cajón de salida donde
nos esperaba Fidel. Tenemos distintas marcas, con lo cual distintos cajones,
pero el voluntario nos dice que si somos un equipo podemos pasar todos al mismo. Un detalle.
En principio el recorrido es
fácil, la primera parte hasta el km 13 sube, para luego bajar en el segundo tramo.
Así que con esa fotografía en la mente cada uno durante la noche había diseñado
su estrategia de carrera.
Arranca la carrera y vamos juntos
hasta el km 3. Álvaro que se había
torcido el tobillo hace un mes y que llegaba a la carrera con pinzas, empieza a resentirse y
afloja el ritmo para asegurar el terminarla . Oscar y yo vemos como el
grupo de cabeza empieza a subir la velocidad y nos quedamos un poco rezagados.
Hacemos un intento de cogerlos, pero solo duramos 50 mts a su lado.
En el km 8 Oscar se me empieza a
ir. Llevo en la cabeza hacer tranquilos los próximos cinco kilómetros para
llegar entero al trece, aunque empiezo a sufrir mas de lo esperado. Cualquier
repecho se vuelve un reto y empiezo a dudar de si los números que veo a través
de la diminuta pantalla de mi reloj es un buen plan A.
Por delante Truji se ha marchado
de Javi y ahora circula a tumba abierta.
La gripe y algún exceso hacen que Javi pierda el ritmo de su marca
personal y empieza a dejarse llevar. Oscar está realizando un carrerón de menos
a más y alcanza a David que en el km 14
los pinchazos de un gemelo le hacen plantearse si terminar y fundir el crono
aún a sabiendas que se lesionará, o por la segunda opción, que es la que elige….
No lesionarse. Ya casi en meta Oscar alcanza a Fidel, que hace 15 días era
finisher en el maratón de Nueva York y
simplemente quería recobrar sensaciones en las piernas.
La carrera pasa por el centro
histórico de Córdoba y la mente toma un descanso y se entretiene con el público
que abarrota el recorrido. Escucho mi nombre… Ese Rivas… me giro y son los
amigos de Javi. Mas que animarme, me dan la bronca por no haberles visto.
Bueno… en parte les entiendo, llevan un buen rato esperando que pasemos y
les he ignorado……
Estoy a punto de atropellar a uno
que está haciendo marcha nórdica entre los corredores, categoría oficial. Está
en su derecho porque lleva dorsal de esa categoría, pero si fuera un poco por lateral
facilitaría las cosas a todos. Mas
adelante me encuentro otro, esta vez me
toca con el bastón. Me parece correctísimo
que participen en la competición pero tendrían que salir después de los
corredores o dos horas antes. En ese momento los catalogo como unos
“estorbadores profesionales”
Acabo de llegar a la parte de arriba
del gráfico de la altimetría y no veo la soñada bajada por ningún sitio, solo
rectas llanas y larguísimas. Como la
caña de un pescador empiezo a cimbrearme, aprieto el paso..., lo recojo hasta que me
vuelve la respiración y vuelvo apretarlo. Últimos 600 metros y empiezo a
atravesar el Puente Romano, al fondo el arco de piedra del puente donde han
colgado un gran cronómetro, que nos liberará de nuestro penar y nos hará héroes
o mortales. Detrás la Mezquita. Los
últimos 400 metros no los recuerdo; como si Aladino me hubiera subido en su
alfombra voladora y me hubiera ayudado a cruzar la meta. Solo tengo cansancio, una fatiga que no me deja pensar
con claridad y mucha felicidad, mucha…. Sé que después de cuatro años he bajado
en mas de un minuto mi marca personal de la distancia. Me gustaría llorar, pero me llevaría a cerrar los ojos y no
quiero ni parpadear. No quiero que al
abrirlos haya sido solo un sueño…, solo quiero respirar.
Poco a poco nos vamos encontrando unos con otros y vamos
relatando nuestra carrera, como si hubiéramos corrido en sitios diferentes,
distintos. Y es que es así, aunque mas de 15000 corredores estuvimos en el
medio maratón esa mañana, realmente hubo mas de 15000 carreras, todas ellas
únicas, épicas, fascinantes, especiales……Todas ellas dignas de contarse.
Y ahora venía lo bueno, sin
restricciones alimentarias, sin límites, sin horario. Ahora sí tocaba quemar
Córdoba. Pero eso es otra historia que tiene que ser contada en otro momento.
Álvaro
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1:55:07
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Truji
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1:36:03 MMP
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Fidel
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1:40:44
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David
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1:43:36
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Oscar
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1:40:48 MMP
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Javi F
|
1:44:25 MMP
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Javi Ros
|
1:39:47
|
Muy buenos consejos y además para excursiones o marcha os recomiendo la app GPS TOTAL RUN,
ResponderEliminartiene brújula, altímetro, graba las rutas realizadas y proporciona muchísima información
yo la llevo siempre en el móvil.
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