domingo, 15 de septiembre de 2019

Legua de Villarejo 2019


Otra Legua mas en la localidad de Villarejo y ya van una cuantas. Este año mas de 40 compañeros nos reunimos para correr la Carrera, a pesar de la amenaza de lluvia de todo el fin de semana, que al final no fué, por lo menos hasta que nosotros volvimos. Una vez en Rivas nos enteramos que el pueblo había sufrido riadas por una tormenta que a nosotros nos perdonó la mañana. Tuvimos suerte.
Esta vez si hemos conseguido el primer premio al club mas numeroso y el importe nos dará para celebrarlo con una merienda que se ha convertido ya en una clásica de principio de temporada.
Pero no acaba aquí nuestros triunfos,  Pablo nuestro entrenador se hizo con el noveno puesto de la clasificación general, corriendo por debajo de 3,19 el kilómetro, sin comentarios el nivel que ha tenido la prueba. Y las chicas, como siempre, son las que llenan la vitrinas del club de trofeos. Hoy personalizado en Nati que se alzaba con el segundo puesto de veteranas. Los chicos los seguimos intentando.
Ha sido complicado encajar el entrenamiento del fin de semana con la carrera, aún así lo hemos hecho, ya que para este domingo teníamos muchos tiradas largas de hasta 20 km en preparación de próximos maratones y medio maratones. Unos corrieron el sábado, otros el viernes y otros se quedaron en Rivas para poder hacerlo. En cualquier caso pudimos completar los deberes de cada uno de la mejor forma posible. otra cosa fue el agua, que dependiendo de a qué hora salías, te mojabas o te empapabas. Bueno así es este deporte, naturaleza viva.

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domingo, 8 de septiembre de 2019

Carrera Penitencia de los Austrias


No sé como nos enteramos de esta carrera, alguien se lo dijo a alguien, que conocía a otro que el año pasado corrió la primera edición. Tampoco sabíamos el significado del nombre, será una penitenciaría?. Nos pusimos a buscar por la web y se encontraban pocas reseñas, ninguna página oficial, ningún enlace que nos hablara de la misma. Un simple cartel, donde resaltaba un casco de soldado de las guerras de Flandes. Aparecía en terceras páginas  que anuncian carreras, con la fecha y un correo electrónico donde inscribirse.

Bueno, era gratuita y estábamos disfrutando de las vacaciones de agosto, con lo que fuimos escribiendo. Tampoco quedaba claro que datos aportar, un nombre?, talla de camiseta?, un por qué la corremos...?. En unos días   recibimos la contestación de que que contaban con nosotros. No todos y hubo que insistir, otros correos hubo que rescatarlos del spam, pero poco a poco fuimos confeccionando un listado de corredores del club.

Según se acercaba la fecha recibimos un correo que cambiaban el horario de entrega de dorsales. Pudimos encontrar el recorrido del año pasado y un video de 15 segundos, donde comprendimos que que "Penitencia" no era una institución, si no lo que nos tenían preparado como recorrido.

El día que fuimos a recoger los dorsales, en un edificio vacío, con unas banderas fuera como única seña de identidad, los techos de mas de 10 metros. Una máquina de escaner desvencijada, apartada, sin funcionamiento y una silla de madera que ocupaba un policía municipal era todo lo había  en aquella inmensa sala. Unas grandes puertas acristaladas con junquillo de madera, te introducían en una habitación continua. En el medio de la estancia una mesa de madera isabelina donde nos esperaban dos voluntarios con un listado, con sus bolígrafos, unas cajas con camisetas y unos duros cartones con números, los dorsales. Miramos a nuestro alrededor y nadie echó en falta los chips.

Nos enteramos allí mismo que la salida la habían cambiado. Tampoco nos importó, ya que no sabíamos donde estaba la primera propuesta.  Eso sí, como hubo que esperar a que nos prepararan los 34 dorsales, tuvimos tiempo de conocer de viva voz el recorrido, que si hubieramos conocido Madrid, nos podríamos haber ubicado.  Uno de los voluntarios, el mayor, castizo de los de antes, por el habla, contaba...." hay que subir la cuesta de los ciegos" se llega a " la muralla del Emir" se tuerce en " la Morería".

La única referencia de los kilómetros eran los del año pasado (6,5 km) pero cruzamos la meta nuestros relojes marcaban (4,5 km). También nos valió.

Debajo del Viaducto, nos cruzamos con la cabeza de carrera que venia en sentido contrario en nuestro mismo carril, de manera natural y después de alguna que otra voz pudimos reconducir el tráfico de personas. Un poco mas adelante una multitud de corredores torcían en la calle Segovia y se alejaban del recorrido. Seguramente alguno se uniera a ellos y llegaría a la meta de la Carrera de la Melonera, que compartíamos una esquina del trazado.

No sé si los organizadores buscaban este efecto, medio improvisada, medio en secreto, a medio hacer. Pero para mí ha sido lo mejor. Acostumbrados a la planificación perfecta, al proyecto medido al centímetro, a los tiempos exactos que nos recoge un chip. Esta carrera nos ha devuelto a las cosas hechas de manera artesana, creadas desde la ilusión, auténticas, donde tú formas parte de la obra, no eres el espectador.

Pero también ha habido cuestas, escaleras de subida, de bajada, bordillos, adoquines de otros tiempos, callejones, plazuelas con estatuas de gente ilustre y otra cuesta, otra mas.  En un recorrido que se retorcía  sobre sí mismo, acompañado con la sombra de casas con mas de cien años. Y cuando bajas no era para avanzar, era para buscar otra cuesta que subir.

Una carrera distinta, especial, única. No sabemos si el año que viene podremos encontrarla  y poder correrla, o nos encontrará ella como ha pasado esta vez, pero lo intentaremos.

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