Un fin de semana inolvidable, de risas con los compañeros, de nervios porque empezara la carrera y a la vez que se alargara en el tiempo, un poco mas.
Una medalla merecen los amigos y familiares que se embarcaron en esta aventura hace meses y nos han acompañado durante todo el camino. Sin ellos, sin sus ánimos, sin su empuje, sin su comprensión, no podría haber sido posible, este maratón.
En mi caso puedo decir que ha sido el maratón mas duro y que mas tiempo he empleado en correr, pero es que esta carrera es así. Este es un poco mi resumen.
JAVI
El domingo cruzábamos la línea de salida escuchando a Nino Bravo, no había marcha atrás ni arrepentimiento. Sensaciones de poder y confianza al inicio, que poco a poco se van tornando en incertidumbres.Según pasaban los kilómetros la carrera se va alargando con una meta cada vez mas lejana. Un cuerpo cansado de obecerte se empieza a revelar y poco a poco se entorpece.
Cada kilómetro es un mundo y libras una lucha encarnizada por avanzar. Hace un siglo que iniciaste la carrera y ya adivinas su final, después de múltiples aritméticas. En la meta la quietud, la tranquilidad y el alivio mezclado con una felicidad que se abre paso con la sangre que sube de las piernas y poco a poco regresa a tu cerebro desorientado. Las emociones se tropiezan entre ellas una vez cruzado la meta y en cada paso que andas, vas recobrando la realidad. Has terminado.
También tenemos la vivencia de Santi y Lorea, que corrían su primer maratón. Son estas.:
SANTI
Mi historia con
el maratón empieza hace poco más de un año cuando decido probar y me apunto al
club.
Después
algunos meses de entrenamiento y alguna carrera organizada por el club, se
confirma la fecha del maratón de Valencia. Escucho a los compañeros que tienen
dorsal contar sus experiencias y las ganas que tienen de repetir y empiezo a
tener esa envidia sana por poder contar la mía propia. Tras semanas de aguantar
a Carlos diciéndome que tengo que lanzarme a correr alguna nos llegan noticias
que nos podemos registrar en la lista a la espera. Decido apuntarme a principio
de verano, y sinceramente, viendo las ganas que tenía la gente por estar en la
línea de salida, pensaba que no recibiría ese correo de la organización indicando
que tengo disponible un dorsal, pero ese día llega y con muchas dudas confirmo
la inscripción.
En este
momento es cuando comienza la auténtica maratón, porque, aunque suene a típico
tópico, no solo son los 42km 195m del 5 de Diciembre.
Recuerdo
esos primeros días de pista, en los que, lleno de dudas y desconocimiento,
charlaba y pedía consejo a Jaime para saber cómo afrontar este reto,
entrenamiento, alimentación, descanso, fuerza, etc…
Semana tras
semana empezamos a cargar las piernas de kilómetros tanto en pista con las
series de miles, dos miles, ritmos controlados, fartlek…y las tiradas de los
domingos. Entrenamientos en los que tuve la oportunidad de conocer y hablar más
con compañeros del club, que se convierten casi en familia por la necesidad de
apoyo y complicidad, en los momentos más duros de estos meses de preparación.
Por fin
llega el día del pistoletazo de salida, y casi sin darme cuenta estoy en la
línea de salida a las 8:45. Lo primero que se me viene a la cabeza es que estoy
allí plantado con la sensación de tener los deberes hechos, como me había
comentado Rober: ‘En esos 42km pueden pasar muchas cosas Santi, pero hay que
llegar con la sensación de estar bien preparado’.
En los
altavoces suena el latido del corazón, de pronto escucho la bocina de salida y ya sé
que esto no tiene marcha atrás.
Empieza a
pasar el tiempo y los metros, ahí estamos Antonio y yo avanzando al ritmo que
nos habíamos propuesto. Sobre el kilómetro 8, en el primer cambio de sentido,
nos situamos a la izquierda, buscando al resto del club lanzarnos gritos de
apoyo.
Hasta ese
instante no parece que estés en carrera, las piernas van solas e incluso la
cabeza advierte que hay que tener cuidado con mantener el ritmo y no acelerar
porque queda aún demasiado para la meta. Poquitos metros después, Rober que nos
había visto, nos alcanza y corremos los 3 juntos casi hasta el final.
Seguimos
avanzando los 3 al ritmo previsto y van pasando los avituallamientos, las
batucadas, los gritos de la gente para dar apoyo, y yo en mi mente, tengo los
puntos en los que habíamos hablado que estaría Ana junto a Cris vernos y cruzar
esa mirada de ‘todo va bien’.
Llego al 30
con buenas sensaciones, con fuerzas y ganas para hacer un buen papel en ese
tramo final del que todo el mundo me había advertido que es impredecible y que
se sienten ‘cosas’ en las piernas que nunca habías sentido, y entorno al 33
noto en los cuádriceps una especie de calambre y me asaltan las dudas de si
seguir el mismo ritmo o si bajar para no tener dolores más intensos. Las piernas
parece que van a tope, pero el reloj marca que he bajado ritmo, intento apretar
un poco y lo que es un gran esfuerzo parece no verse reflejado en tiempos.
Esos últimos
8 kilómetros empiezo a pensar en mi recorrido hasta aquí, esas tiradas de 10 o
12 km que he hecho hace menos de un año junto a Fran, Dani R, Dani M, Carlos,
en las que tenían que tirar de mi para no rendirme. Pienso también en los
intensos 4 meses de entrenamiento para estar aquí junto a compañeros del club
que están hoy a mi lado y con los que he sufrido lunes, miércoles, viernes y
domingos, como otros que se han caído por lesión como Asun y Truji, e incluso
en otros que no venían hoy pero que me hacían de liebre en la pista en los
ritmos controlados y las series como Alvaro, David o Angel, y como no, en Ana
que ha tenido que acomodarse a los nuevos horarios y rutinas fuera de los
entrenamientos, e incluso nos ha acompañado en las tiradas más largas con la
bici para dar ese punto de fuerza y no tirar la toalla, probablemente sin ese
apoyo no podría haber terminado esta carrera.
Días después
de terminar solo quiero dar las gracias a todo Running Rivas, a Jaime, a los acompañantes y familia en este fin de semana que ha
sido increíble.
LOREA
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