Este año la carrera de la mujer
concentro a 32.000 mujeres y RUNNING
RIVAS, como no podía ser de otra manera, se implico como mejor sabe, corriendo
con las mujeres que forman parte del club, y con un grupo de mujeres
que se unieron a nosotros para preparar esta gran carrera que
finalizaron con éxito después de duros meses de entrenamiento. Las que no
pudieron correrla sabemos que estuvieron presentes, apoyándonos y enviando
mensajes, y los chicos del club también nos mandaron mensajes de ánimo ya que
ellos, por razones obvias, no la corrieron, pese a que algunas de nosotras
ofrecimos pelucas para tunearles un poco, pero eso da para otra crónica.
La carrera fue el domingo 8 de
mayo, pero empezamos a calentar motores
el viernes día 6, cuando en el
polideportivo nos entregaron las bolsas con los dorsales, formándose revuelo de
los grupos, ¿con quien te han puesto?, ¿Dónde voy yo? tu vas con mi grupo, ¿Qué
número tienes? ¿Dónde están los números?.... me di cuenta que los nervios por
la carrera empezaban justo en ese preciso instante, pese a todo, no faltaron
bromas en la entrega de dorsales y risas nerviosas, empezaba la cuenta atrás y
saltamos a la pista para hacernos la foto de rigor.
Al día siguiente el wasap de
grupo de las chicas quemaba con mensajes, la previsión del tiempo con lluvia nos puso en alerta amarilla y fue
pasando a roja, pero en ningún momento hubo pensamiento de abandonar, al revés,
se buscaron soluciones porque esto es RUNNING RIVAS y aquí el “no” esta a
kilómetros de distancia. María organizo chubasqueros y se preocupo de preguntar
quién quería y quien no, y hasta hubo
chubasqueros tuneados que ni mandándolo encargar hubiera quedado tan bien,
Estrella lo tuneo y le quedo de lujo. La emoción por la carrera se sentía solo
con lo que se iba escribiendo por wasap, ya teníamos ganas de hacerla, ganas de
compartir, de reír, de disfrutar y ahí está la clave: la alegría, las ganas y
el entusiasmo son un entrenamiento mental tan intenso como un farleck
4´-3´-2´-1´.
Algunas pasaron la noche nerviosas,
se despertaron antes de la hora por si no llegaban a tiempo o no les sonaba el
despertador, miraban los móviles y veían que marcaban las 3 de la mañana, las 5
y cuarto, comprobaban de nuevo el despertador como si alguien durante la noche
se lo hubiese apagado, siempre está el por si acaso… , otras prefirieron pasar una parte de la noche
en Parla cenando una macro hamburguesa para ocho personas y sentir el mismo
nervio pero compartido con amigos, otras hicieron una cenita tranquila en
pareja, pero todas tenían en común que al día siguiente tocaba quemar calorías
de nervios y alimentarnos de entusiasmo y alegría. Algunas dejaron todo
preparado por la noche, que no fue mi caso, y otras según se levantaban y se
estiraban bostezando empezaban a pensar si las mallas que se iban a poner
estaban tendidas, en el cajón o dando una vuelta por casa calentado por su
cuenta antes de ser embutidas en las piernas. También las hay que no se
conformaron con preparar una mochila para la carrera, sino que se prepararon
otra gran mochila para que una vez acabada la carrera, salir zumbando para hacer el camino de
Santiago, ante esto solo puede decir que es admirable la fortaleza y la fuerza
de voluntad de las chicas de este club, tenemos lo mejorcito de Rivas.
Ya es día 8, llego el día, son
las 7 de la mañana, eso solo puede significar una cosa, estamos a dos horas del
comienzo de la carrera. Suenan los móviles, despertadores reprogramados a las 3
de la mañana, o simplemente nuestro despertador natural, nuestra cabeza que nos
hace despertarnos antes de que suene la tecnología “levanta que es la hora, vamosss, a correr”.
Todas teníamos que estar a las
7.45 en el parking de la piscina para ir
tomando contacto con el agua, la lluvia no dio tregua, nos quería acompañar que
para eso era chica también, no se lo quería perder y empezó a llover bien
entrada la noche, era el calentamiento previo de ella. Fuimos llegando y
aparcando y ya se notaba el ambiente, caras de sueño, de alegría, de nervios, un cocktail aún temprano para
agitar. Nos pusimos a comparar lo que unas y otras llevaban en sus mochilas
para cerciorarse que todas llevábamos lo
necesario.
Refugiadas en los soportales de
la piscina, empezaron a llegar el resto de corredoras. A lo lejos vimos llegar
caminando a Javier y Estrella con bolsones de algunas que no pudieron recoger
el viernes su dorsal, en mi cabeza sonaba la música de rocky, me detuve a
mirarles y ralentice la imagen y en
escena solo les veía a ellos, estaban en el campo de visión de mi cámara y
pensé: ¿se darán cuente de lo que hacen por nosotras y por el club? y entonces
sonreí satisfecha y agradecida de que hubiera gente como ellos por este planeta
tan peculiar. Volvió todo a su ritmo y entregaron todas las bolsas. De lejos
llego la gacela Ana, que se paró a medio camino y grito: ¡¡¡me he dejado el
dorsal en casa!!!! Y salió como un correcaminos a por él, mic, mic…estaba claro
que llegaría a por el dorsal y le sobraría tiempo para calentar antes de subir
al autobús que nos estaba esperando para llevarnos a la salida de la carrera.
Ya subidas en el autobús Javier
pasó lista y en bajito decía mirando su hoja: a ti te he visto, a ti también…y
a la que no había visto comprobaba que estuviese para no dejarse ninguna en
tierra. Llego Jaime, nuestro entrenador,
su primer pensamiento pudo haber sido: – ¡Ay madre, donde me he metido!
pero estaba orgulloso de vernos a todas tan alegres y con ganas de correr y
mucha culpa la tiene él y lo sabe. De
camino nos empezamos a poner los dorsales, algunas con los superbotones y otras a la antigua usanza, con imperdibles,
nos cambiamos camisetas, repartieron chubasqueros, estamos inquietas como si
nos corrieran hormigas por el cuerpo.
Por fin llegamos, todas abajo,
colocándonos las gorras, revisando que llevamos todo lo necesario para la
carrera y al bajar del autobús nos subimos en las escaleras de entrada de un
hotel y allí que nos plantamos la primera foto, la lluvia nos sigue, ella
quiere correr y participar, la aceptamos
como parte del equipo, no nos quedaba más remedio.
Nos dirigimos a la salida que
estaba a la vuelta de la esquina y al girar, las pupilas se nos dilataron, nos
miramos unas a otras, seguimos a Javier como si llevara un paraguas cerrado de
guía de museo y vemos un montón de mujeres preparadas para salir corriendo.
Quedan 15 minutos, nos colamos
por un hueco como culebrillas, Javier pendiente de nosotras todo el tiempo, nos
pusimos a calentar bailando, que mejor forma, la música a todo volumen te llevaba
a moverte, eso y el fresquito que no entraba mientras nos mojamos allí paradas.
Quedan 5 minutos para salir,
cosquilleo en el estómago, preparando relojes, revisando que tu equipo este
contigo para correr juntas, -no me coge el reloj- dice Inés-, los nervios se
transforman en ganas de salir ya, no podemos esperar ni un minuto, queríamos
correr ya.
3 minutos, 2….1….y…..a correr,
salimos despacio, la marea rosa impedía avanzar, los grupos de tres se van
haciendo paso entre las que andan o se van quedando atrás. Y comenzamos a
correr, con sonrisa, con lluvia, mirando el reloj, mirando el entorno, ya
estamos ahí. Balcones con gente mirando, personas en las aceras con sus
paraguas, unos viéndonos correr y otros esperando a que pasemos para cruzar la
calle, pero siempre hay gente animando, niños aplaudiendo y esa es otra energía
que no debe faltar nunca en una carrera.
El recorrido estuvo muy bien,
gracias a Jaime las cuestas se nos hacían menos cuestas, ese entrenamiento en
pista se notaba o al menos yo lo note. Él
se coloco estratégicamente en varios puntos y algunas conseguimos verle y
saludarle y otras no. La lluvia no paraba pero hubo buenas sensaciones
corriendo.
Ya estamos llegando al final,
para algunas la carrera les costó más de
lo que pensaban y para otras se les hizo corta, pero a las que les costó
tuvieron el apoyo de su equipo. La sensación de llegar a la meta de la mano con
tu equipo no se puede explicar con palabras porque las emociones se sienten y
se viven ahí, y muchos y muchas de vosotras sabéis el significado de estas
sensaciones.
Empapadas hasta las pestañas, así
llegamos, pero la terminamos, nos fuimos organizando para irnos al autobús, empezamos
a sentir frío y salimos disparadas andando, - con lo bien que hubiésemos estado
tiradas en el césped oyendo el concierto -como dijo Esther. La caminata hacia
el autobús nos pareció otra carrera pero algo distinta, la ropa ya se iba
pegando al cuerpo, Virginia en lugar de zapatillas llevaba barcas llenas de
agua, María hizo un sprint y se puso a la cabeza del pelotón “camisetas mojadas,
zapatillas encharcadas” y por fin llegamos, el conductor nos miro pensando: ¡que
locas! y una vez dentro, paso lo que tenía que pasar, cambiarnos de ropa de
arriba abajo sin importarnos nada, el conductor nos dijo –Yo no me bajo que
está lloviendo-nosotras nos reímos y dijimos:-pues que lo disfrute!!! Alguien
encontró un tanga por el suelo, pensando que era una cinta, calcetines por
medio, todo un entramado de diferentes tejidos unos mojados y otros secos que
se fueron ordenando por arte de magia y
lo mojado se quedo en las mochilas y ya secas estábamos animadas de nuevo,
tanto que nos dio tiempo a tomar un café en un bar de enfrente donde Lorea y
Rebeca, que llegaron después, tuvieron que desayunar como pavos, tragándose la
tostada y bebiendo el café caliente porque el autobús se iba.
Vamos de vuelta, contentas y
satisfechas, charlando y riendo como no podía ser de otra manera. Entramos en Rivas
y ya planeando el desayuno con churros y porras, un desayuno qué dio mucho que
hablar durante el día por un robado de foto de una de las chicas, no entraré en
detalles, que el detalle está en la propia foto, solo decir que algunas
disfrutaron más este desayuno postcarrera que otras. De momento la foto no se
ha hecho viral, pero todo es posible.
Fue una experiencia estupenda, la
lluvia estuvo, pero nosotras también y todo tiene su encanto, con sol, con
lluvia, con viento, lo importante es sentirlo y vivirlo y si es con RUNNING
RIVAS mucho mejor.
Gracias chicas por compartir esta carrera y gracias Javi,
Estrella y Jaime por vuestro esfuerzo organizándola
y por ese día de carrera que, pese a la lluvia, estaba lleno de soles. Gracias
a mi equipo del que me siento muy orgullosa por haber compartido esta carrera
con ellas y espero que sean muchas más. ( escrito por Laura Fatjó)
Estas palabras que quiero dedicar
en esta carrera, son de agradecimiento.
GRACIAS a Jaime, nuestro
entrenador, por la paciencia que tiene cuando nos entrena y por levantarse un
domingo a las 6:00 AM para acompañarnos a una carrerita mes tras mes y año tras
año.
GRACIAS a Javi, nuestro presi, que
siempre está pendiente de todo y de todos.
Y sobre todo, muchas GRACIAS
Gemita, que me ha acompañado en esta carrera en la que no paró de llover, para
que no bajara el ritmo y para que esos problemas de salud que vengo
arrastrando, no me hicieran abandonar. Siempre acompaño, con mucho gusto, a las
tortuguitas Running Rivas que lo necesitan pero en esta ocasión, lo han hecho
conmigo.
GRACIAS. (escrito por Laura Pérez)
María
|
35:31
|
Marisa
|
36:53
|
Estrella
|
35:31
|
Pepa
|
30:07
|
Ana I
|
27:50
|
Laura P
|
39:04
|
Trini
|
29:48
|
Rebeca
|
42:09
|
Gema M
|
58:04
|
Lorea
|
32:35
|
Virginia
|
29:49
|
Paqui
|
32:18
|
Gema H
|
39:04
|
Libertad
|
38:12
|
Maite
|
36:38
|
Clara
|
40:29
|
Ana G
|
36:36
|
Ana P
|
35:53
|
Ines
|
36:07
|
Laura F
|
35:53
|
Esther
|
40:12
|
Begoña
|
42:12
|
Ana M
|
45:00
|
Diana
|
38:33
|
Lola
|
45:00
|
Iratxe
|
37:55
|
Cristina
|
43:32
|
Isabel P
|
44:59
|
A Lucia
|
37:05
|
Consoli
|
38:34
|
Julia
|
43:33
|
|
|
|
|
|
|
|
|
EQUIPO
|
POSICION DE 145 EQUIPOS
|
RUNNING RIVAS 2
|
4
|
RUNNING RIVAS 4
|
6
|
RUNNING RIVAS 7
|
13
|
RUNNING RIVAS 1
|
14
|
RUNNING RIVAS 6
|
17
|
RUNNING RIVAS 8
|
22
|
RUNNING RIVAS 11
|
23
|
RUNNING RIVAS 10
|
30
|
RUNNING RIVAS 9
|
34
|
RUNNING RIVAS 3
|
45
|
Enlace de todas las fotos https://goo.gl/photos/oe5Lw7fKH52fy9f27
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