lunes, 19 de abril de 2021

Carrera del PAU de Vallecas

 


Mas de un año a pasado desde que corrimos la última carrera en Madrid. Un año con su primavera, su verano, su otoño y su invierno. Un año donde no había arcos de meta ni nervios en una salida; donde no había ganadores ni siquiera clasificaciones. Pero este domingo en el PAU de Vallecas pudimos volver a encontrarnos corriendo envueltos entre otros corredores.

Las sensaciones han vuelto a nuestro cuerpo, como si nunca se hubieran ido, los nervios de la salida y la adrenalina que te hacen volar en los primeros momentos. El cartel del primer kilómetro donde te haces la primera pregunta....Voy muy deprisa o tengo que aumentar el ritmo? y pronto llega el segundo kilómetro y un tercero, el cuarto y el quinto donde calculas de memoria el tiempo que emplearás en terminarla y decides seguir como vas y tomar las decisiones mas adelante. Cuando pasas por el cartel del kilómetro 6, ya estás restando y sabes que lo que queda es siempre un poco menos. El kilómetro siete tarda en llegar, como si estuviera escondido y cuando lo cruzas sabes si realmente has ido muy forzado o puedes aumentar el ritmo. Al final sueles aguantar la misma zancada y dependiendo del perfil tomar un descanso o mantener. Llegando al ocho sabes que la carrera ya está hecha y cualquier variación en la velocidad aportará poca variación al tiempo final, pero aún así intentas no bajar el ritmo y buscar desesperadamente el kilómetro 9. Cuando cruzas este último  es cuando empiezas a llegar a la meta, fraccionas estos últimos mil metros en porciones y tratas de compararlos con distancias habituales de la pista, Los últimos cuatrocientos metros se hacen sin pensar ya sabes que la terminación está próxima y empiezas a dar todo lo que pueden las piernas, la respiración trata de no colapsar y la mente deja de valorar. Por fín cruzas la meta y todo el sofoco  golpea tu cuerpo, hay señales físicas  que pueden hasta nublarte la vista, pero tu mente entra en un estado de éxtasis. Ya has llegado.

A partir de ahí empiezas a recuperar el aliento, las fuerzas; el corazón empieza a calmarse y la sangre se amansa. La mente que se había desconectado vuelve a la consciencia y empieza a olvidar el sufrimiento y al poco rato casi no lo recuerda, incluso empieza a sugerirte que no lo has dado todo en la carrera y que tienes margen para la próxima.  La mente guardiana del cuerpo durante toda la carrera, que ha estado frenando  tu voluntad, ahora se vuelve ajena y juzga.

Estas sensaciones que teníamos a menudo el año pasado, hoy las hemos vuelto a recuperar. Hoy hemos vuelto a correr una Carrera. 

Aunque no hemos tenido competiciones durante todo este tiempo, no hemos tirado la toalla y hemos seguido entrenando, prueba de ello son los tiempos de los compañeros en la Carrera de hoy, muchos de ellos marcas personales.






No hay comentarios:

Publicar un comentario