Después del control veterinario, les colocamos a nuestros compañeros peludos su arnés para calentar un poco y nos dirigimos al arco de salida. Con la cuenta atrás (no hay disparo para no asustar a los perros) 5,4,3,2,1 salimos todos escopetados.
A los pocos metros hay que pasar por un pequeño túnel de escasa altura y algún perro se niega a entrar. Maya es uno de ellos, pero al ver que su amigo Yeicob entra sin pensárselo dos veces, ella le sigue.
A partir de aquí empieza la cronoescalada; gran parte del recorrido es un circuito de mountain bike, que nosotros hacemos en sentido contrario, es decir, cuesta arriba. Nos cruzamos con algunos ciclistas que nos miran sorprendidos. Hay un tramo tan pendiente que tenemos que ir andando en fila india siguiendo a nuestros perros.Yeicob no pierde de vista a su amiga y cuando la distancia es mayor, se detiene hasta que ella vuelve a correr a su lado. Según Pepa vamos las últimas, hemos perdido mucho tiempo.
En el km 4 hacemos cima y a partir de aquí ya es todo cuesta abajo. Pepa y Maya nos adelantan y empiezan a tirar, cada vez están más lejos. Yeicob sigue su rastro y aumenta el ritmo para alcanzar a su amada, pero mis piernas ya no dan para más. El último km lo hacemos esprintando, casi volando. En la meta no enteramos que hemos llegado en segunda y tercera posición de las veteranas.
Ahora toca descansar hasta la próxima en enero.
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