lunes, 9 de junio de 2014

XXXVI Carrera Ciudad de los Ángeles (Recuerdos)


Han tenido que pasar 36 años para que corriera una carrera popular en mi barrio. La verdad es que ha sido complicado, ya que no es una prueba que se promocione en foros deportivos, tampoco en el barrio había mucha información al respecto. Una Asociación de Vecinos se encarga de ponerla todos los años en marcha, artesanalmente como las de antaño. 175 corredores, aparcas a 20 mts de la salida, te puedes apuntar in-situ hasta un minuto antes del pistoletazo, cronometraje bruto, camiseta técnica, 2 avituallamientos y todo gratis.

Casualidades de la vida, me enteré que existía cuando Susana me comentó que la iba a correr con unos compañeros de trabajo.  No me fue muy difícil convencer a Felipe y Fer que se unieran al plan y este domingo, hasta la Ciudad de los Ángeles nos fuimos los cuatro.

Tres vueltas a un circuito de 3,3 km para completar los 10 Km, de asfalto, de recuerdos. Entre los corredores, no reconocí a nadie de mi infancia. Será porque hace 25 años que me mudé a vivir a Rivas, o porque las personas olvidamos con el tiempo.

9 de la mañana en la salida, nos despedimos de Susana, no sin antes meterla presión diciéndola que teníamos prisa y que teníamos que estar en Rivas antes de las 10:30.

Iniciamos la primera vuelta y empecé el relato de mi infancia, según íbamos alcanzando los lugares, para mí emblemáticos,  les  contaba alguna anécdota o travesura que me había ocurrido en ese sitio.  Pronto enfilamos la tapia del cuartel de Ingenieros, hoy abandonado. Felipe me comentó que fue donde se sorteó para la mili y le tocó Melilla. Tal vez coincidimos ese día, pero no nos conocíamos y después de 34 años volvíamos a encontrarnos. Por cierto por aquel entonces la carrera ya existía.

Un repecho tendido nos llevó a iniciar la segunda vuelta, íbamos a 4:30 y a mí se me acababan las palabras, la respiración había pasado de facilitar la charla a ser vital para los músculos. Intentaba retener al grupo, pues nos quedaban 5 km y  no habíamos parado de adelantar corredores.  Felipe me hacía un poco de caso, pero Fer iba desbocado.

En la tercera vuelta, el único que hablaba era Fer, nos dijo que podíamos entrar en 45´ si apretábamos. Pero realmente lo que quería era adelantar a uno de naranja que llevaba delante nuestro un buen rato. Le adelantaba, se frenaba, le volvía a adelantar y nosotros desde atrás intentando no entrar al trapo.
Último kilómetro, pasamos al lado de la que fue mi casa durante mis primeros catorce años. Felipe levantó los brazos señalando el balcón y gritó. “ Va por ustedes” . El municipal que estaba observándolo, le miró sorprendido. Era la señal. El corredor de naranja que se había incrustado en nuestro grupo, no lo entendió. Fer empezó a tirar, le siguió Felipe y yo como pude hice lo propio. Una cuesta larga nos llevaba a la curva de meta, los ritmos iban subiendo, nuestro perseguidor se iba alejando. Nos agarramos las manos los tres y cruzamos la meta en 46’20’’.


Fer acababa de entrar en el grupo de los que pueden hacer rodajes a 4:30 y poder ir hablando. Felipe había rebajado su MMP en casi un minuto treinta segundos. Yo me había reencontrado con mi pasado y lo había compartido.(Gracias amigos)

Fuimos a buscar a Susana para acompañarla en la subida a meta, venía sonriendo. La llevamos hasta el arco y allí la recibió el público con aplausos. A las 10:30 estábamos en Rivas.


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